Enumerábamos la pasada semana la lista de atributos que deben adornar el perfil del líder. Las claves que a aplicar por todo buen directivo para lograr un mayor rendimiento de su equipo o de la organización cuya gestión conduzca, y por lo tanto su liderazgo resulte efectivo, que es el objetivo último.
Y repasábamos una a una esas cualidades no para que el lector se limite a tacharlas si las posee, sino para que sepa ponerlas en práctica, tanto para resolver un problema concreto, como para orientar la actuación del equipo humano que lidera.
Continuamos pues con el «retrato-robot» del líder eficaz:
- Ha de ser claro y conciso. Porque lo cierto es que actúa, lo sepa o no, como un interprete avanzado de la realidad. Los miembros de un equipo, de una tribu, de una organización, cuando dudan, cuando quieren saber lo que pasa, cuando tienen que darle un sentido y escuchar una valoración de lo que sucede, recurren indefectiblemente a la/al líder.La opinión, la posición que adopte quien lidera respecto a lo que sucede es definitorio de cómo va entender el equipo lo que esta ocurriendo, y de cómo se van a interpretar las circunstancias y actuar en consecuencia. Por lo tanto es vital ser claro a la hora de transmitir información a las personas del equipo, de la organización. De hecho, es una de las formas más precisas de crear una realidad compartida con ellas.Así las cosas, cuando los mensajes, las informaciones que se dirigen al colectivo por parte de la dirección de una empresa no son claros, la confusión y la interpretación inestable que se hace de “lo que está ocurriendo” se transforma en rumorología, en miedos y, al final, en resistencia a aceptar de buena gana el contenido de los mismos. Sea el que sea. Por contra, un contenido claro es la mejor manera de enfrentar en equipo cualquier reto o cambio en la organización, porque de ese modo se consigue que todos “vean” la misma información y actúen en consecuencia sin generar incertidumbre.
- Y tener un plan, un fin en su cabeza. Aunque pueda parecer una perogrullada, una/un buen líder ha de tener muy claro adónde quiere llegar, adónde pretende dirigir a su gente. Y para ello ha de tener muy claro cuáles son los resultados últimos que pretende obtener.
«Cuando no sabes hacia donde navegas, ningún viento es favorable», dejó escrito Séneca. El pensador estoico se refería a que lo primero que debe uno tener claro es su objetivo. Si no lo conoces aún, no sabes qué debes hacer o cómo afrontar un proyecto, adónde tiene que encaminarse tu empresa… lo mejor que puedes hacer es pararte y pensarlo.Si no lo haces, todo el esfuerzo que inviertas puede ser para nada; o peor, puede ser negativo, que pierdas alguna buena oportunidad o condenarte al fracaso más absoluto. Un barco que no tiene un rumbo claro flota al pairo a la espera de tropezar con una costa amiga. Su patrón, su líder tiene la obligación de fijar el norte de forma clara, y de transmitírselo a su organización.
- Entregarse a la tarea y dar ejemplo. Porque la función del líder es crear las condiciones para el éxito de su equipo. La propia naturaleza de su existencia es hacer crecer y «hacer conseguir» a los demás, al grupo. Alguien que no procura por el conjunto de su gente no sirve como líder, porque en realidad está actuando solo.
Un dirigente que no se da es un “líder vacío”; por contra, quien se da llena la vida de los demás y la suya propia. Y es que un verdadero adalid siempre está ahí cuando los suyos lo necesitan, proporcionando valor al conjunto. En otras palabras, para dejar huella: la palabra convence, pero el ejemplo arrastra.
- Cultivar la consciencia. Entendida esta última no en su sentido digamos místico, sino más bien práctico: observar lo que está pasando y ser consciente de ello. Así de sencillo, aunque así de complicado.
Estamos acostumbrados a ver a diario, en los medios de comunicación, falsos líderes empeñados en hacer ver a los demás «su» realidad. Dirigentes inconscientes que no saben, no se enteran o no se quieren enterar de lo que sucede realmente; de cuál es la verdadera realidad (la mayoría de veces por miedo, que se transforma así en irresponsabilidad). «¿Tu verdad? No, la verdad. Ven conmigo a buscarla: la tuya, quédatela» (Antonio Machado).
La consciencia en el liderazgo es ser capaz de mantener la atención y los canales abiertos para saber lo que está pasando en el equipo, lo que esta sucediendo en la empresa, lo que está ocurriendo alrededor… para poder tomar mejores decisiones; más acordes a la realidad. Aquí cabe, una vez más, recurrir a los clásicos, como Peter Drucker: «Ninguna decisión que tomes puede ser acertada si no conoces la realidad de lo que está pasando».
- Sumar, y de paso hacer crecer a los demás. Cuando un líder lo es de verdad resulta capaz de provocar las condiciones necesarias, el compromiso, la voluntad, etcétera, para que un grupo de personas se alinee hacia un objetivo común y sumen para crear un resultado multiplicativo.
O dicho de otro modo: un dirigente que provoca la suma de talentos, energías y voluntades es un líder que verdaderamente transforma. Si no es capaz de hacer que su equipo sea más que la suma de sus miembros y las cualidades inherentes a cada uno; es decir, si del conjunto, de la suma de voluntades no sale un valor añadido extra, es mejor que deje el liderazgo a otra/o.
Y tú, ¿qué crees que necesita un líder para ser efectivo? ¿Y para tener éxito? ¿Consideras que es sinónimo de ser efectivo? Comparte tu opinión y cualquier experiencia que tengas acerca del tema.
Carlos Duarte es director en CommSense y Grupo Psico. Su dilatada experiencia profesional, así como su vasta y heterogénea formación, le capacitan para abordar con éxito cualquier necesidad de consultoría, de formación, y/o de perfeccionamiento profesional y personal (coaching), tanto de forma individual como con equipos de trabajo.