Identificar el estilo de liderazgo de la organización (grupal e individual) es de capital importancia para ayudar a las empresas y a sus líderes a reconocerse en un estilo determinado, y desde aquí, enfocar su futuro, tomar decisiones y –navegando en la incertidumbre de los tiempos que corren– corregir, reforzar o cambiar el rumbo.
En un entorno complejo, vulnerable, incierto y ambiguo –que cambia con más rapidez de lo que nos gustaría, y necesitamos para asentar con éxito nuestras decisiones, acciones y resultados– descubrimos en los líderes y franquicias con las que trabajamos dos tendencias de comportamientos, dos respuestas, claramente diferenciadas: continuista, cortoplacista y reactiva, la primera de ellas; innovadora, visionaria y creativa, la segunda.
De las dos, ¿cuál predomina?… ¿Cuál promueve mejores resultados?… ¿En cuál de ellas vamos a encontrar mayor seguridad?… Son tres preguntas que saltan de inmediato sobre nuestra mesa de trabajo. A las compañías y a sus líderes, como no podía ser de otra forma, les ocupan sus resultados y les preocupan sus futuros.
En función de en cuál de los dos (resultados o futuros) pongamos el énfasis y de cuál sea la tendencia de comportamiento empresarial (reactiva o creativa) al acometer la relación y el trabajo con los clientes, así serán las respuestas a las preguntas anteriores.
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Diferentes líderes
Cuando el estilo decisivo es principalmente reactivo, continuista, “jugamos para no perder”; esto es, el objetivo principal es mantener la normalidad, reaccionar para resolver los problemas y el conflicto y hacer que las cosas marchen para alcanzar los resultados previstos. El motor principal es el miedo: al fracaso, a no conseguir lo esperado, a no estar a la altura, a no acertar. Puesto que la creencia central de este estilo es la falta de poder para hacer y la falta de responsabilidad ante lo que ocurre, estar atento y responder ante ello es clave.
Si el estilo de liderazgo presente es creativo, visionario, innovador, “jugamos para ganar”, es decir, se persigue hacer que las cosas ocurran, crear lo que importa más en ese momento, movidos por la pasión, por aquello que realmente importa, y buscar alcanzar resultados concretos. La creencia central es que yo tengo el poder para decidir y hacer, y desde aquí, soy responsable de lo que ocurra a mi alrededor.
En función de lo anterior, ¿cuál es más segura?… Quizás, lo único que podemos afirmar es que jugar para ganar nos proyecta mejor, con mayores perspectivas de éxito hacia el futuro que jugar para no perder. No en vano, ésta se dibuja desde el pasado-presente, mientras que jugar para ganar tiene su génesis desde el presente-futuro.
Mejores resultados
¿Cuál promueve mejores resultados?… En commSense, estamos convencidos del éxito de “jugar para ganar”, del estilo de liderazgo creativo y desde aquí trabajamos con nuestros clientes; lo hacemos desde la filosofía, herramientas y estilo de liderazgo que nos proporciona The Leadership Circle (TLC), una metodología gracias a la cual se identifican cinco estilos de liderazgo: los dos ya mencionados (reactivo y creativo), además de los estilos egocéntrico, integral y unitivo.
Estos estilos de liderazgo están alineados con los estilos de desarrollo y crecimiento en adultos que define Robert Kegan.
Pues bien, entendemos que la efectividad del liderazgo se mide en función de la relación entre el valor que genera un líder frente a su coste para la empresa; grosso modo, cuánto recupera la empresa por cada euro de sueldo del directivo. Según las investigaciones realizadas por TLC, la efectividad del liderazgo en el estilo reactivo es de 0,7, mientras que en el estilo creativo tiene un coeficiente de efectividad de 1,9.
Asimismo, desde diferentes investigaciones se muestra que la correlación entre el estilo de liderazgo y el resultado del negocio es del 61%, es decir, que en el devenir de una empresa, su estilo es el factor que más influye en sus resultados.
De los dos estilos, creativo y reactivo, ¿cuál predomina?… Teniendo en cuenta las cifras arriba mencionadas, parece que la respuesta esperada deberá ser el creativo, ¿verdad?… Pues, aunque resulte paradójico, ocurre lo contrario. Hasta la fecha, de 70.000 líderes evaluados con esta metodología, más del 75% se encuentran aún en la fase reactiva de su desarrollo como líderes.
Todo un reto
¡Un gran reto para ellos mismos y para sus empresas!… Pero una vez identificadas sus áreas de mejora, crecimiento y refuerzo, podrán conseguir que, a través de ellos, sus equipos y empresas puedan llegar a duplicar los resultados.
«Una vez identificadas sus áreas de mejora, crecimiento y refuerzo, el reto de un líder es pasar desde una efectividad que reduce el valor, hasta conseguir que sus equipos puedan llegar a duplicar resultados»
Es muy probable que, después de leer lo anterior, afloren dos preguntas al lector:
- ¿Cuál es el estilo de liderazgo de mi empresa?… Si lo anterior es posible, urge ponernos a trabajar; tenemos la obligación de perseguir que nuestra organización produzca mejores resultados y contar con líderes más creativos.
- Cuando, cada día, abrimos la puerta de nuestra empresa, ¿buscamos “jugar para ganar” o quizás estamos “jugando para no perder”?…
En palabras de Robert Kegan: «Al identificar el mundo como complejo, estamos experimentando el desajuste entre la complejidad del mismo y nuestra propia capacidad para afrontarla en ese momento». Es evidente para todos nosotros que el mundo ha cambiado –y sigue cambiando– de forma continua y, en muchos casos, drástica e irreversiblemente.
Ante ello, continúa Kegan, «hay solamente dos vías para corregir ese desajuste: o bien reducir la complejidad del mundo, o incrementar nuestra capacidad para vivir dentro de ella».
En commSense, nos despreocupamos de la primera, dejando que el mundo decida acerca de la complejidad, y centramos nuestros esfuerzos en ayudar a nuestros clientes y a sus líderes, a desarrollar e incrementar sus capacidades para vivir, liderar y crecer con éxito, dentro de aquella.
Carlos Duarte es director en CommSense y Grupo Psico. Su dilatada experiencia profesional, así como su vasta y heterogénea formación, le capacitan para abordar con éxito cualquier necesidad de consultoría, de formación, y/o de perfeccionamiento profesional y personal (coaching), tanto de forma individual como con equipos de trabajo.